miércoles, 7 de diciembre de 2011

Cómo prepararse para el embarazo

Desde el mismo momento en que se considera la posibilidad de un embarazo tienes que empezar a cuidarte. Además de por tu propio bien, tu cuerpo debe estar sano pues tendrá por delante una importantísima misión: la de crear una nueva vida.

Albergará durante nueve meses a tu bebé, por ello es necesario que comiences a cuidarte desde antes de quedar embarazada o que extremes los cuidados si ya lo hacías. Los especialistas consideran fundamental para el buen desarrollo de la gestación que la mujer goce de buena salud al momento de quedar embarazada.

Si planeas buscar un bebé hay ciertas recomendaciones que no puedes pasar por alto, como por ejemplo:

● Lo primero que debes hacer es acudir a una consulta médica pre-concepción. Es una costumbre que no está muy extendida pero es sumamente conveniente. Recomiendan hacerlo unos tres meses antes de empezar a buscar el embarazo pues los médicos consideran que esta visita es tan importante como los controles prenatales. En ella tu ginecólogo te revisará para comprobar que está todo en orden para afrontar un embarazo e indagará tu historia clínica para detectar posibles riesgos en el embarazo.

Aspectos como el peso, la edad, enfermedades, intervenciones previas o si tomas algún medicamento son datos que el especialita debe conocer para ayudarte a planear un embarazo saludable. Es muy probable que te realice estudios para analizar tu estado de salud general por si necesitaras algún complemento vitamínico.

En dicha consulta, el ginecólogo recomendará, si fuera necesario, una consulta con un genetista. Las parejas que cuenten con antecedentes de algún familiar con un defecto congénito conocido serán sometidas a un estudio genético que permitirá identificar el grado de riesgo de transmitirle el defecto al bebé.

● Seguramente el ginecólogo te indicará que empieces a tomar una dosis diaria de ácido fólico, una vitamina esencial para prevenir defectos del tubo neural en el bebé. Cuando te enteras que estás embarazada ya puede ser tarde para prevenir algún defecto congénito como la anencefalia o la espina bífida, ya que la formación del tubo neural se produce en las primeras semanas de gestación cuando aún desconoces que estás embarazada. Si no lo has tomado antes, ni bien sepas de tu embarazo debes comenzar a hacerlo.

No puedes tomar ningún medicamento si planeas quedar embarazada, salvo los que sean prescriptos por tu médico en las dosis indicadas. La mayoría de los medicamentos están contraindicados durante el embarazo ya que algunos pueden producir un crecimiento anormal de las celulas fetales. Si sigues algún tratamiento (también homeopático) deberás comentárselo al médico en la consulta pre-embarazo.

● Por supuesto, debes dejar de lado el tabaco y el alcohol (y por supuesto cualquier otro tipo de droga). En estas páginas nos hemos cansado de señalar los graves consecuencias que pueden causar en el feto el consumo de estas sustancias, incluso por parte del padre. Desde mayores posibilidades de que el bebé desarrolle graves enfermedades, crecimiento intrauterino retardado, riesgos coronarios hasta retraso mental por nombrar algunos de los efectos que pueden causar.

● La alimentación es un capítulo especial dentro de la planificación del embarazo. No es necesario comer más, sino comer mejor. La alimentación deber ser completa y variada, aumentando de forma moderada el consumo de frutas, verduras, cereales, legumbres y pescados. Debes empezar a reducir el consumo de grasas, así como alimentos con exceso de azúcar. Con respecto a estos últimos, los niveles de azúcar en sangre, hay investigaciones que sugieren que son la clave para determinar el sexo del bebé, por lo cual decantarse por ciertos alimentos en la dieta previa a la gestación podría influir en la elección del sexo.

Los buenos hábitos alimentarios deberían ser una constante durante toda la vida, pero antes y a lo largo del embarazo son especialmente importantes, tanto por tu propia salud como por la de tu bebé.

El ejercicio físico también es primordial para estar en forma y para que el peso esté controlado al momento de quedar embarazada. No se recomienda la práctica de deportes violentos, pero una práctica moderada es beneficiosa tanto para la madre como para el futuro bebé.

● Por último, el papá también cuenta. No es sólo la madre quien debe adoptar buenos hábitos. Ya he comentado arriba que el alcohol y el tabaco consumido por el padre influye en la salud del futuro bebé, pero la alimentación en el hombre es igualmente importante, debe comenzar a ingerir nutrientes esenciales para generar espermatozoides sanos que den lugar a hijos sanos.

Esperamos que estas recomendaciones te ayuden a planificar un embarazo sano. Además, no lo he dicho porque se presupone, pero otro importante consejo, diría yo que el más significativo, es que la pareja también goce de buena salud emocional. En definitiva, hablamos de crear una vida, fruto del amor y entendimiento entre dos personas.


http://www.bebesymas.com/embarazo/como-prepararse-para-el-embarazo


Cómo preparar a su hijo ante la llegada de un nuevo bebé

La llegada de un nuevo bebé a la familia puede provocar un montón de cambios repentinos en la vida familiar. Antes de que nazca el bebé, es lógico que los padres dediquen mucha atención y energía a los preparativos del feliz acontecimiento. Y, después del parto, la mayor parte de la atención de toda la familia se centrará en colmar las necesidades básicas del recién nacido

Todos estos cambios pueden ser difíciles de sobrellevar para el hermano/a mayor. No es nada raro que los hermanos mayores acumulen resentimiento contra el recién nacido por haberles desplazado del centro de atención, usurpándoles el lugar central en la vida familiar, y que reaccionen ante semejante cataclismo portándose mal.

Usted puede adoptar algunas medidas para ayudar a su hijo/a a sobrellevar lo mejor posible todos estos cambios. Explicándole el embarazo a su hijo/a mayor con un lenguaje comprensible y que tenga sentido para él/ella, teniendo mano izquierda con él/ella e incluyéndolo en el cuidado del recién nacido, podrá hacer mucho más llevadero el proceso de transición para toda la familia.

Durante el embarazo

No hay una forma correcta o incorrecta de explicarle a un niño/a que va a tener un hermanito. Tampoco hay un momento que sea universalmente apropiado para explicárselo, aunque, cuanto más tiempo le dé a su hijo/a para hacerse a la idea, mejor.

A la hora de informar a su hijo sobre el embarazo, déjese guiar por lo cómodo que usted se sienta hablando sobre el tema y por el grado de madurez del niño/a.

Es una buena idea adaptar las explicaciones al lenguaje del niño/a. Por ejemplo, si tiene un hijo/a en edad preescolar, es posible que todavía no domine demasiado el/ella concepto de tiempo, de modo que para él no tendrá demasiado sentido que le digan que el bebé llegará dentro de 9 meses. Puede ser más útil explicarle que el bebé llegará en determinada época del año, como en invierno o cuando haga frío fuera.

En lo que refiere a lo detalladas y específicas que deben ser las explicaciones que le dé a su hijo/a, lo mejor es dejarse guiar por las preguntas del niño/a. Por ejemplo, un niño/a de 4 años puede preguntar: ¿De dónde vienen los bebés? Por raro que parezca, es muy probable que no le interese en qué consiste la reproducción sexual y que tan sólo quiera saber por donde salen literalmente los bebés. Probablemente se contentaría con una respuesta como: “Los bebés vienen del útero, que está dentro del vientre de mamá”. Si el niño/a quiere que le den más detalles, ya lo preguntará.

Si su hijo/a muestra interés por aprender más cosas sobre su futuro hermanito, pueden realizar juntos diversas actividades para fomentar ese interés, como:

  • ver fotografías de cuando él/ella era un bebé
  • leer libros sobre cómo nacen los bebés
  • visitar amigos que tengan bebés
  • preparar juntos la bolsa para el hospital
  • pensar en posibles nombres para el bebé
  • dejarle que le acompañe al médico para escuchar el latido del corazón de su futuro hermanito/a

También puede informarse sobre las clases de preparación para niños que van a tener un hermanito que se imparten en muchos hospitales. En estas clases, aparte de instruir a los niños sobre cómo se coge a un bebé, se explica la mecánica del parto y otras cosas por el estilo. Y representan una magnífica oportunidad para que los hermanos en ciernes expresen los sentimientos que les suscita la llegada de un nuevo hermanito/a.

http://kidshealth.org/parent/en_espanol/padres/sibling_prep_esp.html#


viernes, 29 de abril de 2011

11 maneras efectivas de disciplinar a un niño

La consistencia en reglas y rutinas es clave en la educación de un hijo. Maneras simples de lograrlo.

La disciplina es un marco de referencia para hacerle saber a los niños cuáles son sus límites. A través de ésta pueden organizarse en su vida cotidiana y aprenden a anticiparse a ciertas situaciones.

Las rutinas y las reglas son parte esencial de este proceso y son los padres a quienes les corresponde esta labor. Algo importante: si bien hay que actuar con firmeza esta no implica maltrato, brusquedad ni malas palabras. Los papás pueden sentir rabia pero tienen que aprender a controlarse. Ante todo, el amor y el respeto.

Un niño se portal mal cuando no se siente importante y hay que mostrarle cómo se debe comportar en el mundo. Es vital buscar los motivos detrás de un mal comportamiento: es posible que el niño se sienta relegado, le falte atención o esté acostumbrado a que lo miren todo el tiempo.

La idea es que un pequeño se sienta protegido, no perseguido. Estas son 11 maneras de disciplinar a un infante entre los 2 y los 4 años de edad.

1. Firmeza. Cuando los padres dicen algo, deben estar preparados para actuar y cumplir. La consistencia es importante. Si afirman ‘es hora de dormir’, es necesario que acompañen su expresión con hechos: ayudar a ponerle la pijama, cepillarle los dientes y leerle un breve cuento al menor. Nunca deben gritar desde el otro cuarto. Es básico que el niño aprenda que las palabras vienen acompañadas de acciones.

2. Rutinas claras. Es clave que existan horarios para cada momento del día, entre ellos, las comidas principales, la hora de ir a acostarse, de levantarse o de bañarse. Hoy por hoy se ha comprobado que durante el tiempo que los padres dejan de establecer rutinas, los niños se vuelven más nerviosos, tienen mayores inconvenientes para dormir y son de difícil manejo.

Entre los 2 y 4 años de edad, los infantes aprenden todo lo que tienen que saber en la vida. Su cerebro está listo para recibir esta información. De allí la importancia de las rutinas.

3. Reglas. Un hogar funciona adecuadamente cuando se le explica al infante qué se espera de él, qué es adecuado y qué no. No hay que tener muchas pero tampoco muy pocas. Las de convivencia (no pegarle al hermano, por ejemplo), entre otras, son necesarias.
Cuando no cumpla una regla, debe mostrársele que hizo algo inadecuado y que existen cosas que no se pueden aceptar. Todo comportamiento tiene consecuencias (‘le pegaste a tu mamá, así que en este momento no vas a estar con ella o 'como le dijiste palabras inapropiadas a tu papá, él no va a seguir jugando contigo por ahora').

4. Hablar sólo lo necesario. No hay que amenazar, más bien advertir. La advertencia es un aviso de que algo va a pasar. Si el niño hace una cosa que los padres no aprueban, estos deben hacérselo saber. Pueden aislarlo un tiempo (para que reflexione); si botó la comida, quitarle el plato o si le pegó al hermano, detenerle la mano y retirarlo del lugar.
Nada de cantaletas: menos palabras y más acciones.

5. Pataletas, ¡ignórenlas!. No hay que asustarse. Sólo debe prestársele atención al menor cuando esté tranquilo. Mientras esto no suceda, no hay que mirarlo ni tocarlo. Puede decírsele: “En el momento en que te calmes, hablamos”.

6. Escogencias limitadas. Es necesario darle a escoger entre dos opciones y no múltiples. A esta edad, los pequeños tratan de hacer muchas cosas y es conveniente guiarlos. Cuándo existen únicamente dos posibilidades, es más fácil para un infante decidir: ¿quieres jugo o agua? ¿Deseas lavarte los dientes o ponerte la pijama?

7. Disciplina protectora. Se le retiran privilegios. “Este juguete se va a descansar un rato mientras te pones de acuerdo con tu hermano cómo se lo pueden turnar”.

8. Autonomía. Hay que estimularla. Una manera de hacerlo es motivar al pequeño a vestirse y a bañarse solo. Aquí es clave modelarle: ¡mira, así se ponen los zapatos!

9. Batallas que vale la pena luchar. Debe tenerse en cuenta que es clave priorizar ciertas conductas. ¿Qué es más importante, que el niño salude a los tíos o que no le pegue a la hermana? Si no se logra lo primero, hay que insistir en lo segundo que, en este caso, cobra mayor relevancia.

10. No abusar del NO. Los niños no entienden el mensaje sino la acción (¡No más, se acabó¡ y se le saca del sitio). Así mismo, cuando hagan algo positivo, es vital felicitarlos. Los pequeños necesitan mensajes de aprobación; es una manera de estimularlos.

11. Calidad vs. cantidad. Debe dedicársele a cada hijo un tiempo individual y exclusivo. Se sentirá importante y se fortalecerá su autoestima. Es necesario, además, que el tiempo que se pase con el pequeño sea realmente divertido, sin interrupciones ni afanes.

Fallas comunes de los padres

Cuando no existe disciplina, los niños carecen de organización interna, no son eficientes, no cumplen, no saben planear una actividad, no saben organizarse y no tienen hábitos ni habilidades básicas para triunfar en la vida.

Con frecuencia, los padres cometen errores como:

  • Exceso de reglas. Se les va la mano y se vuelven ‘molestos’.
  • Pocas reglas. Son muy permisivos.
  • Ausencia de consistencia. Un día si y al otro no.
  • Culpa, mala consejera: con regalos tratan de comprar el afecto de sus hijos por la ausencia en el hogar. Grave error.
  • Cantaleta.
  • Preocuparse mucho o nada.
  • Un golpe o una palmada NUNCA educan: el niño aprende a obedecer sólo por miedo y no por convicción. La violencia NO permite que un infante interiorice una norma. Ante todo, disciplina con AMOR.

Ayuda a tu hijo con las tareas de la escuela


En la escuela tienen a los distintos profesores para poder consultarles, pero una vez llegan a casa es probable que tus hijos necesiten de la ayuda paterna o familiar para poder hacer sus deberes y diferentes tareas de colegio. He aquí las ideas básicas más importantes para poder ayudarles a realizar las labores pero siempre teniendo en cuenta que lo más importante es colaborar con ellos, no hacerles los trabajos. Vosotros queréis descansar después de todo un día trabajando, y el pequeño a buen seguro también está cansado y preferiría ver la tele o jugar a la consola o similar, pero los deberes no son cosa banal y complementan mucho su formación. Merece la pena, pues, un esfuerzo adicional por parte de todos…

-Crea UN AMBIENTE FIJO con el material necesario y una correcta iluminación, donde el niño pueda estudiar cómodamente y que el pequeño siempre se sienta identificado con ese espacio. Deberá ser un lugar donde reine la tranquilidad y el silencio para que se pueda concentrar sin dificultad. No estaría de más decorar ese espacio suyo con las cosas que está trabajando en el cole: mapas, murales, dibujos de historia… No es tan difícil, ten un poco de imaginación y acuérdate de cuando tú también ibas a la escuela. Y es que si a parte de la información que le viene en los libros, dispone de ella también en formato visual, su comprensión será mucho más rápida.

-ENSÉÑALE A CONSULTAR. Es importante que no se lo soluciones todo a la primera e incluso, si tú dudas de algo, muéstrate sincero y buscadlo juntos en una enciclopedia o diccionario. De esta manera crearemos un hábito y cuando nuestro hijo no sepa algo, no dudará en donde puede encontrar una buena fuente de información e irá con ello ganando en autonomía. Además, perderá el miedo a reconocer que algo puede no saberse pero eso no significa que no haya solución para resolverlo.

-Aprende a LEER CON ÉL los temas que ha dado en la escuela y refréscale los contenidos que le serán necesarios para realizar los deberes de los próximos días y las tareas en el colegio. De esta forma cogerá también el hábito de, antes de empezar los ejercicios, repasar cómo se hacían. Es importante en este sentido que le enseñes a subrayar lo indispensable y realmente importante de cada lección pues de pequeños tienden a marcarlo todo. Hacer juntos pequeños resúmenes. Es vital que aprenda cuanto antes a hacer una síntesis de todo lo que está aprendiendo. Dependiendo de la edad, le ayudará muchísimo a afrontar los exámenes y los trabajos. Si desde chico le enseñamos a descartar la información no necesaria y a resaltar la que es de verdad importante: habremos ganado mucho terreno para que asimile conceptos importantes sin dificultad.

-CORRÍGELE LAS FALTAS Y FALLOS pero cuando haya finalizado y explicándole muy bien y con calma dónde ha fallado y por qué lo ha hecho. Recuerda que es básico tener claro que el objetivo es ayudarles, no hacerle las tareas y es bueno que se equivoquen para que aprendan de sus propios errores. Quien no conoce sus fallos, está condenado a repetirlos.

-Como no todo es estudiar, permíteles ciertos periodos de DESCANSO. Un niño, después de su jornada escolar, ya viene cansado, de ahí que tampoco se le pueda exigir que tenga una concentración máxima durante mucho rato. Proponle pactos. Permite que vea su serie de TV favorita o juegue un tiempo previamente establecido. Fomenta que tenga algún reposo y deja que ese tiempo lo disfrute al máximo pero siendo estrictos en los pactos. Si se establece un periodo de media hora, será media hora, ni cuarenta y cinco minutos pero tampoco quince, así no perderemos el control de la situación.

-Hay que tener PACIENCIA y ser conscientes de que nuestros hijos no tienen por qué comprender del todo lo que acaban de explicarles en el colegio, de ahí que tengamos que armarnos de sosiego para explicárselo de forma tranquila las veces que sea necesario.

-Mete en su rutina el ORDEN. Acabadas las tareas, siempre debe dejar el espacio de estudio ordenado y listo para volver a comenzar al día siguiente. De esta forma entenderá la importancia de mantener el lugar limpio y lo extrapolará a otros ámbitos y momentos.

-Mantén el CONTACTO CON LOS DOCENTES para ver cómo va desarrollando sus tareas tu hijo y en qué debes colaborar e incidir más. De esta forma, controlaremos cuáles son sus puntos fuertes y sus carencias más destacables y fomentaremos su mejoría.

El primer día de preescolar de su hijo

El primer día de asistencia de un niño a una guardería o programa preescolar puede ser una experiencia desafiante, tanto para el niño como para sus padres. He aquí algunos consejos para aliviar las tensiones del primer día, ofrecidos por algunos padres que ya han vivido la experiencia.

Haga una cita para visitar el programa con su hijo antes del primer día.

  • Ayude a su hijo o hija a hacer una lista de lo que quiere averiguar sobre el programa. Por ejemplo, tal vez quisiera saber los nombres de los maestros, dónde se halla el baño y si se toman siestas durante la clase. Lleve la lista el día de la visita.
  • Haga arreglos para conocer a los miembros del personal y a los niños, para que su hijo conozca a algunas personas por sus nombres.
  • Pregunte al personal sobre lo que hace para ayudar a las familias a prepararse para los primeros días de asistencia de un niño. ¿Hacen los maestros visitas al hogar del niño? ¿Se invita a los familiares a quedarse en el aula con el niño durante las primeras semanas? ¿Se permite que el niño traiga objetos familiares como un osito o fotos de la familia y los mantenga cerca?
  • Después de la visita, converse con su hijo sobre lo que averiguaron. Por ejemplo: ¿encontró el baño? ¿Aprendió los nombres de los maestros?

Planifique de antemano para un primer día sin percances.

  • Varios días antes de que su hijo comience a asistir, empiece una cuenta regresiva y pídale que ponga marcas en los días de un calendario. Invítelo a ayudarle a recoger las cosas que necesitará llevar a la escuela. Permita que el niño escoja la ropa que va a usar y la comida que llevará para el almuerzo.
  • Asegúrese que su hijo o hija sabe cómo llegará al programa y a casa; por ejemplo, en coche con usted u otro familiar, en el coche de unos amigos o en un autobús (camión o micro escolar) amarillo.

Forme hábitos sanos para despedirse.

  • Comience con ritos sencillos de despedida que sean significativos para su familia. Su hijo o hija tal vez quiera que usted la abrace o que le recuerde que ella volverá a casa nuevamente por la tarde. O puede que quiera otro tipo de interacción con usted, como por ejemplo contar un chiste o decidir juntos cuál actividad ella querrá probar primero.
  • Si su hijo se siente angustiado cuando usted se va, comuníquele que comprende que extrañará a su familia mientras está en la escuela, pero que usted está seguro de que tales sentimientos pasarán y que se sentirá mejor después de un rato.
  • Si usted acompaña a su hijo o hija hasta el aula, no se vaya NUNCA sin comunicarle que va a irse, aun si sabe que la niña se perturbará cuando usted se vaya. Informe al personal que tiene que irse; ellos podrán consolarla y despertar su interés en alguna actividad.

domingo, 10 de octubre de 2010

FORJANDO LA PERSONALIDAD Y LA SEGURIDAD EN NUESTROS HIJOS



Todo padre ofrece a sus hijos amor y cariño; si nos damos cuenta que nuestro hijo pequeño carece de algo que está cambiando su conducta y personalidad, debemos tratar de solucionarlo; esto hará que nuestro niño se sienta más a gusto con sigo mismo y mantendrá buena relación con las demás personas de su entorno; ayudará también a desarrollarse intelectualmente.Hoy en día hay muchos enfermos mentales y personas con grandes problemas emocionales. Muchos de estos problemas pudieron haberse evitado si los padres hubieran satisfecho a tiempo las necesidades básicas de sus hijos.
¿Cómo poderles dar seguridad a nuestros hijos?
Por ello te explico como puedes responder a tu hijo en las diferentes circunstancias de la vida diaria.
1.Empiece pronto a mostrarle nuevas a cosas a su hijo
Trate de ofrecerle a su hijos tantas experiencias como pueda. Es importante que mientras más cosas pueda ver y hacer, el podrá sentirse más seguro. Es muy fácil, lo animo a que juegue con su hijo y con otros niños de su edad un par de horas todos los días; intente llevarlo a conocer lugares nuevos para que se relacione con personas y entornos distintos.
2.Prepararlo para afrontar nuevos reto
En cosas tan simples como ir al médico, el niño puede aprender a afrontar nuevos retos y solucionarlos decididamente, aumentando su seguridad con nuestra ayuda. Seguro que hemos escuchado a nuestros hijos decirnos:
-Mamá, ¿me va a doler? antes de entrar al médico o al dentista.
-Debemos contestarle con la verdad: claro que te dolerá un poco, pero se te pasará en seguida.
-Pero yo no quiero ir, puede responder; en este caso debemos responderle con firmeza pero con suavidad: pero debes ir, seguro que le quedará otra alternativa y esto le dará la seguridad que necesita para llenarse de valor.
3.Nunca avergonzar a nuestro niño
Muchas cosas asustan a los niños. Nunca debemos avergonzarlo por tener miedo; todo lo contrario, debemos hacerse sentir que en nosotros él tiene un apoyo para superar sus miedos. Recuerda que todo comportamiento humano tiene una causa y motivo.
4.Nunca amenazar a nuestros hijos
Pensar en amenazas para lograr resultados positivos en nuestros hijos es un total error, lo único que conseguirá será herirlo profundamente. Nunca le diga le diga palabras como:
-Si te portas mal te voy a regalar.
-Si no te portas bien me voy a ir de casa para siempre
5.No debe protegerlo en exceso
Debemos evitar que nuestros hijos dependan en exceso de nosotros; si lo hacemos, el niño tendrá miedo e inseguridad cuando no estemos con él. Hay que demostrarle y enseñarle que él es totalmente capaz de hacer las cosas con o sin nuestra ayuda. De esta forma el podrá:
-Salir de casa al colegio, tranquilamente y con la cabeza erguida, sin preocuparse por no tenernos a su lado.
-Podremos escuchar con toda seguridad algo como "Adiós mamá, me voy al colegio".



LA FELICIDAD Y LOS HIJOS


Todos los padres deseamos que nuestros hijos sean felices, en la felicidad influye un factor importante: dar seguridad. No olvidemos nunca que ellos se ven a través nuestro y tienen de si mismos la viva imagen que les damos nosotros. Somos realmente su espejo, y según lo que vean en nosotros se auto valoraran y podrán tener o no tener confianza en ellos mismos.
Si les riñéramos siempre, si encontráramos que todo lo hacen mal, si a menudo estuviéramos alterados y enfadados cuando estamos en casa y no reflejáramos la alegría de disfrutar de su presencia, sería fácil que los hijos, al encontrarse poco agradables para sus padres, perdieran autoestima; y al perderla -entre otros conflictos- no serian capaces de enfrentarse a los retos que les surgirán a lo largo de su vida.
Queremos favorecer la autoestima de los hijos, deseamos que sean felices y que con su seguridad sean capaces de amar. Generalmente poco sabe amar el que no se ama a sí mismo. Se da por descontado pues, por parte de los progenitores una actitud positiva constante y al hablar, actuar, informar y motivar a nuestros hijos e hijas transmitirles nuestra comprensión.
Los cuatro factores que influyen en su felicidad y en su autoestima:
1. Aceptación:
Nuestro hijo es una persona única e irrepetible. Él tiene cualidades y defectos, pero tenemos que estar convencidos de que lo más importante es que capte el afán de superación y la ilusión de cubrir pequeños objetivos de mejora personal. Las cualidades son agradables de descubrir, los defectos pueden hacer perder la paz a muchos padres, pero se pueden llegar a corregir con paciencia, porque aceptamos totalmente la forma de ser del hijo, incondicionalmente y para siempre.
La serenidad y la estabilidad son consecuencia de la aceptación y, esto quiere decir: debemos actuar independientemente de nuestro estado de ánimo y el de nuestros hijos. También en circunstancias de más dificultades, como serían las de tener hijos discapacitados tendremos que crear la aceptación plena no sólo de los padres si no también de los hermanos y familiares, con la convicción de que repercutirá todo el afecto que se da en bien de la familia.
2. Cariño:
Las manifestaciones de cariño constantes serán la mejor ayuda para que nuestros hijos logren una personalidad madura y estén motivados para rectificar cuando se equivoquen. La familia crea unos vínculos afectivos que facilitan el desarrollo de la capacidad de amar. Estas manifestaciones las viviremos con el lenguaje verbal de la palabra: "¡qué contentos estamos de tenerte!", "¡Cómo te queremos!", u otras frases de este estilo.
Tenemos a la vez el lenguaje no verbal, tan importante para saber que les queremos: gestos cargados de ternura, caricias, besos, abrazo, miradas de cariño o de complicidad que no podemos dejar de hacer aunque en la etapa adolescente puede parecer que no lo deseen. No es así: el adolescente está inseguro y reclama saberse querido.
3. Corrección:
La corrección no puede ser hecha por nuestra comodidad, ni por nuestro cansancio, por no decir por nuestro mal humor o poco dominio personal. No olvidemos que es importante saber que no debemos reñir nunca a nuestros hijos delante de otras personas, los podemos humillar. Demostramos que los queremos si hacemos correcciones con paciencia y con el objetivo de ayudarles a mejorar. Avisándoles sobre lo que está mal les damos la posibilidad de rectificar.
Cuando hacemos una corrección debemos decir lo que está mal, o sea el hecho, nunca calificar a nuestro hijo o hija. Por ejemplo decimos: "esto esta mal…no has recogido tu habitación", pero no añadimos: "eres un perezoso y un desordenado".
4. El elogio y la valoración:
Elogiar el esfuerzo de nuestro hijo, siempre es más motivador para él, que hacerle muchas recriminaciones. Cuando se ama se corrige y se avisa lo que se hace mal, pero con suavidad y marcando unas pautas y unos límites que deben seguir, así damos la posibilidad de mejorar la conducta y ayudar a su responsabilidad personal y, en todo caso, siempre deberemos censurar lo que está mal, nunca la persona de nuestro hijo o de nuestra hija.
Ciertamente que ante las desobediencias o las malas respuestas, podemos perder las formas, pero los adultos debemos tener la voluntad de animar aunque estemos cansados o preocupados; por esto, en caso de perder los nervios, lo mejor es observar, pensar y cuando estemos más tranquilos decir, por ejemplo: ''esto puedes hacerlo mejor, yo te ayudo''. Durante el tiempo que estamos con los hijos siempre tenemos ocasiones para valorar su esfuerzo, no pedirles más de lo que pueden hacer, sino se volverían retraídos por dar más responsabilidad de la que pueden asumir.
Vamos descubriendo las cualidades de nuestros hijos, debemos potenciarlas para que sean felices i mejoren su auto estima. El elogio debe hacerse siempre con objetividad, se trata de valorarlos pero de manera que no crezcan con afán de notoriedad, ni de superioridad, es conveniente hacer el elogio a solas; algún hermano puede quedar resentido interpretando que el no es tan valorado.